Jesu mitis
DIOS Y CULTURA
La historia y la cultura de los diversos paises, regiones, naciones y
continentes a través de los siglos son como una respuesta variopinta policromada para intentar dar sentido a la existencia humana y personal.
Cultura también es la actitud que el hombre asume ante el “eterno
misterio de Dios”.
Cuando la cultura se nubla y se aleja del “misterio de Dios” también
se eclipsa el sentido de Dios y el sentido del hombre lo que sucede
en nuestro mundo contemporáneo. Al perder el sentido de Dios, se
pierde necesariamente el verdadero sentido del hombre, de su dignidad
y de su vida.
Como consecuencia de este eclipse aparecen hoy falsas soluciones
poco duraderas, doctrinas y filosofías con el materialismo, el hedonismo,
el relativismo que al final dañan al hombre. Se manifiesta aquí la
perenne validez de lo que escribió el Apóstol: “Como no tuvieron a bien
guardar el verdadero conocimiento de Dios, Dios los entregó a su mente
insensata para que hicieran lo que no conviene. (Rom. 1,28)”.
Para esta filosofía lo único que cuenta es el bienestar material —la
calidad de vida que nos empuja y aprieta contra la eficiencia económica,
el consumismo desordenado, la belleza y el goce de la vida física,
olvidando las dimensiones mas profundas —espirituales y religiosas—
de la existencia.
Otras consecuencias de este eclipse son la febril aparición de “utopias
totalitarias que predican con mucho ruido y por poco tiempo la justicia
sin libertad” o las “utopias libertarias” que defienden la libertad sin
verdad.
Estas falsas ofertas y efímeras niegan la existencia de una verdad
objetiva sobre la persona humana y la ética natural y confia el establecer
lo que es verdadero y lo que es justo a la simple opinión de la mayoría.
Estas utopías e ideologías, agnósticas y relativistas minan en su fundamento
cualquier estado de derecho, por eso el Papa sale al encuentro ante
estas doctrinas con sus dos encíclicas: “Veritatis splendor y Evangelium
vitae” donde defiende toda la justicia dentro de la libertad y la libertad
dentro de la verdad.
Un pretendido mundo y cultura sin Dios es inconcebible e ilusorio.
Los denodados esfuerzos del relativismo y del secularismo negando la
transcendencia del hombre nos conducen y propinan “la cultura de
la muerte y la degradación humana”.
Ya se empiezan a ver las ruinas de tantas torres de Babel que van
cayendo y quedando por el camino enlosando la historia y la cultura.