sábado, 14 de diciembre de 2019

DECANOMIA - 93 : MATRIMONIO, NI MAS NI MENOS






                         Quien  fuera libre - zarzuela  de A. Rubio





EL MATRIMONIO, NI MAS NI MENOS

 El matrimonio cristiano representa la unión de Cristo con la Iglesia,
es según dice el Vaticano II una comunidad de vida y de amor, que se
establece sobre la alianza libre (pacto o contrato) de los esposos, es decir,
sobre su consentimiento personal e irrevocable.

 El matrimonio, añade el Concilio, es el acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, y de esto nace aún ante la sociedad una institución confirmada porla ley divina.

 El matrimonio es el sacramento que santifica la unión del hombre y
la mujer y les da la gracia para que vivan en paz y crien hijos para el
Cielo.

 El matrimonio fue instituido por Dios nuestro Señor en el Paraiso
Terrenal cuando unió como esposos a Adán y a Eva para que viviesen
siempre juntos— en mutuo y fiel amor (Gen. 2,18-24). Entonces dijo
Dios: “Dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer
y vendrán a ser los dos una sola carne” (Gen. 2,24).

 Jesucristo santificó el matrimonio elevándolo a la dignidad de
Sacramento. Dios, pues, es el que quiere a la unidad de la familia
humana.

 El matrimonio es fundamentalmente uno (de un hombre con una
sola mujer) e indisoluble, o sea, unidos para siempre. Jesucristo condena
el divorcio y ya en él Génesis dijo Dios: Lo que Dios ha unido que no
lo separe el hombre —ni la Iglesia ni ningún Estado—.

 Los fines del matrimonio son: la procreación y la educación de los
hijos y la ayuda mutua. El Concilio dice así: la institución del matrimonio
y el amor conyugal están ordenados por sí mismos en la procreación y a
la educación de los hijos. Procread y multiplicaos (Gen. 1,28)

 La materia del matrimonio es el derecho mutuo sobre los cuerpos,
manifestado por el consentimiento. La forma es el consentimiento
matrimonial. El ministro son los propios contrayentes, pues el sacerdote
que asiste no es más que un testigo autorizado por la Iglesia. El sujeto son
los mismos contrayentes. Esta realidad se ha llamado siempre, se llama
y se llamará MATRIMONIO. Hay otras realidades, otros entes, otras
cosas, pero nunca han volado los burros ni mucho menos los cerdos,
ya Aristóteles en el siglo IV antes de Cristo dijo —las cosas son como
son y no como nos apetecen que sean—.

 Cuando una joven y un joven desean contraer matrimonio se
presentan en la Iglesia, ante el altar, con el fin de hacer una alianza o
compromiso solemne y sagrado, bendecido por la Iglesia y para que
Jesucristo santifique y bendiga su unión por medio del matrimonio.

 El amor mutuo de los esposos ha de ser imagen viva del amor que
une a Cristo con la Iglesia, por la que Cristo se ha sacrificado hasta
dar su vida. Así lo dice San Pablo (Ef. 5,25). Los que se casan son libres
para casarse no para descasarse y tienen que amarse mucho teniendo
por modelo el amor y la unión con Cristo con la Iglesia. Este amor
de Cristo a su Iglesia es un amor puro y casto, y así debe ser el amor
de los esposos… y del amor de los que entablan relaciones. Al casarse
los esposos imponen los anillos, se juntan las manos, se hacen entrega
de arras o de trece monedas… todo indica o tiene un significado: que
deben estar toda su vida unidos con felicidad en una comunidad de
amor y de bienes.

 La familia es la primera comunidad donde crece y se edifica el Reino
de Dios. La familia es una especie de escuela, fundamento de la sociedad,
quien no vota por la familia engaña a la sociedad. En el hogar familiar
es donde Cristo ha querido que los hijos del Pueblo de Dios recibieran
su primera formación y por eso Dios reune a los hombres en familia,
para que en ella los padres y los hijos se ayuden a ser buenos. La familia
es la primera comunidad donde crece y se edifica el Reino de Dios,
manifestando así la auténtica naturaleza de la Iglesia, ya por el amor de
los esposos ya por la cooperación amorosa de todos sus miembros; la
familia es la cuna de todo bien. Despreciar la familia es no jugar limpio
en el esfuerzo común para el progreso de la sociedad.

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